¿Has probado a vestirte en capas? Es un truco genial para adaptarse a esos cambios de temperatura tan comunes en invierno. Cuando sales temprano por la mañana, hace frío; luego entras en un sitio calefactado y casi te sofocas... Las capas son la solución perfecta.

Vestirse en capas permite ajustar la protección térmica en función del lugar o el momento del día, simplemente añadiendo o quitando prendas. Cada capa tiene su papel: está la capa base, que debe ser cómoda y transpirable, la capa intermedia que aporta calor, y la capa exterior, que protege del viento y la lluvia. Si quieres saber más sobre las funciones de cada capa, puedes leer este artículo.

Para elegir bien las capas, piensa en el grado de aislamiento que vas a necesitar en cada situación. Si, por ejemplo, vas a estar al aire libre y después pasarás a un sitio cerrado, un buen abrigo que te permita adaptarte es fundamental. Y si no sabes exactamente la temperatura que encontrarás en el interior, lo ideal es llevar varias capas que se puedan quitar fácilmente sin perder estilo.

Un ejemplo práctico: puedes llevar una chaqueta, debajo un jersey, una camisa, y finalmente una camiseta. Así podrás ir adaptando el nivel de abrigo según lo necesites. Y no olvides que cada capa debería mantener una coherencia visual con el conjunto, para sentirte cómoda y con estilo en cualquier situación.

¿Te animas a probar esta técnica? Descubre cómo puede ayudarte a sentirte cómoda y guapa en cualquier momento del día. ¡No hay nada como estar preparada para el frío!